A principios de año, la por entonces congresista Martha Hildebrandt fue protagonista de un suceso lamentable. Ella era miembro de la Comisión de Educación del Congreso y, al enterarse que la nueva presidenta de la comisión sería Hilaria Supa, decidió renunciar a la misma. Hildebrandt argumentó que era una persona de "bajo nivel cultural", dejando clara su actitud intolerante y discriminatoria. Sin embargo, esta no era la primera oportunidad en la que la lingüista mostraba actitudes de este tipo; allá por el 2006, Hildebrandt pidió que las congresistas indígenas juren sus cargos en español y, más adelante, les exigió que aprendan a hablar castellano para intervenir. Mi persona, como representante de una Asociación que vela por los derechos lingüísticos y culturales, se ve en la obligación de refutar lo expresado por la dra. Martha Hildebrandt. A continuación, presentaré dos argumentos que respaldan mi postura.
El Perú es un país que alberga una riqueza cultural inmensa, es por ellos que en todo el territorio nacional se hablan decenas de lenguas a parte del castellano, el cual es el idioma oficial. Una de estas lenguas habladas por los peruanos es el quechua, la misma que es considerada como la segunda lengua del país debido al amplio porcentaje de personas que lo hablan. Esta información lleva a deducir que la ex-congresista Martha Hildebrandt no desea aceptar que en el país existe diversidad cultural, la misma que puede ser definida como la coexistencia de varios tipos de cultura dentro de un mismo territorio, según Zúñiga y Ansión. Su actitud de clara discriminación hacia Hilaria Supa hace que también "respalde" la segunda idea falsa de Krotz, la misma que menciona que muchas personas creen que existe una jerarquía entre culturas cuando, en realidad, todas las culturas son diferentes y no pueden ser clasificadas.
Martha Hildebrandt y su actitud nos dejan un claro mensaje de intolerancia hacia lo culturalmente diverso y, sobretodo, de trabar el camino hacia la inclusión. Resulta hilarante que una mujer tan preparada académicamente y experimentada laboralmente en temas de la lengua y sus variantes, tanto geográficas como adquisicionales según Jorge Pérez, decida poner en práctica una discriminación lingüística que ya debería quedar en el pasado. La tolerancia hacia la variedad lingüística de nuestro país merece ser respetada y promovida por nuestras autoridades y quién mejor que una lingüista tan loada a nivel internacional.
En síntesis, la actitud mostrada por Hildebrandt es condenable desde todo punto de vista. Ella optó por negar que el Perú es un país culturalmente diverso al intentar prohibirles a las congresistas indígenas que se expresen en su lengua natal. Asimismo, el grado de intolerancia que mostró hacia el quechua se alejó mucho de sus amplios conocimientos lingüísticos ya que decidió excluir a una lengua hablada por millones de personas y respaldada por la Constitución. Los Padres de la Patria son los encargados de promover la inclusión, tolerancia y respeto por todas las culturas que el Perú cobija y eliminar de una vez por todas cualquier índice de discriminación.