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viernes, 4 de marzo de 2011

Malditas Combis




Hoy sí me ha provocado ser perverso, creo que es el primer post que será íntegramente con el hígado, y con justa razón. Las combis se han convertido, ya desde hace varios años, en una peste para esta ciudad que intenta a paso lento progresar. Para muchos un mal necesario, para otros un medio indispensable; para mí una real tortura.

Pero como esta vez estoy verdaderamente inspirado en hundirlas empezaremos desde lo más básico. Las combis son una especie de micros, pero algo más pequeñas, llegan a albergar a más o menos 30  personas, según la lógica y lo que dice el "manual", pero eso no existe en la mentalidad escasa y primitiva de la gente encargada de conducirlas. Para ellos no existe el tope, se zurran literalmente en la palabra tope y meten y meten a las personas como si fuesen ganado. ¿30 personas? POR FAVOR...ese número es un escándalo para ellos, llegan a manejar con casi 50 personas a bordo más los 2 pinches de la compañía; es decir, 52 personas en un vehículo originalmente diseñado para 30! El primer escándalo de esta gente.

Por otra parte, bueno sería subir a estos medios de transporte y poder, en lo posible, gozar de un buen viaje, pero eso es un sueño difícil de poderse concretar. Uno sube a vehículos en pésimo estado, pedazos de chatarra que con las justas pueden movilizarse por una que otra magia del mecánico, por cierto el más barato que encuentren. Ventanas rotas y parchadas con masking-tape, asientos garabateados con liquid por otro grupo de personas escasas de mentalidad que creen que las lisuras o las obsenidades divierten a todos los pasajeros, POR FAVOR; botiquines completamente vacíos, osea que si ocurre una desgracia no cuentan con nisiquiera un frasco de alcohol para limpiar una herida, el colmo. El segundo escándalo.

El chofer y el cobrador, vaya personajes. Qué bueno sería si tuviesen la amabilidad o al menos la decencia que tienen los encargados de estos vehículos en otras partes del mundo; pero no señores! esto es Perú, aquí están a acostumbrados a gritar y cobrar lo que les plazca. El chofer parece un gorila al volante, siempre apurado y manejando como un salvaje para evitar que otro de la misma empresa lo pase y les quite pasajeros (porque supongo yo que ganarán por comisión, qué sé yo), y para esto esquivan groseramente los carros, se detienen en el crucero peatonal, a duras cuestas respetan las luces de los semáforos y para colmo cuando los para la policía tienen el cinismo de poner cara de idiotas y bajar la cabeza para evitar una multa de mínimo 3 dígitos por el abuso cometido. El tercer escándalo.

De este aspecto, cuando lo comento, suelo recibir opiniones separadas, algunos me apoyan, a otros les da igual o incluso pena, pero yo lo voy a decir porque es una falta de respeto, así que al que le caiga el guante que se lo chante! Es realmente un asco, porque creo que no hay otra palabra para esto, tener que compartir o quizás estar cerca personas que apestan. Yo sé que salen de los trabajos o qué sé yo de dónde, pero nada les cuesta percatarse de esto y al menos echarse un spray de cualquier colonia de medio pelo que tengan. Pero por favor, eso es mucho pedir, creo yo que sólo las personas pensantes lo tenemos en mente, ellos nada, se suben con la facha con la que están y en las condiciones hormonales que se encuentran. Cualquiera podría o puede soportar a uno que se quede dormido a tu costado y cabecee de vez en cuando, pero una persona que apesta es intolerable.

Tema aparte son las personas que se suben a vender cositas o a conmoverte con sus "dramas de la vida real". Confieso que en algunas ocasiones sí me ha chocado el caso y les he dado algunos centavos ya sea porque suben con bebés o son ancianos, o incluso personas que a leguas se nota que no te mienten. Pero existe otro grupo de mercachifles que sube a ofrecerte cojudecitas: llaveritos, pulseritas, libros motivacionales, etc. También están los "cantantes" o los que tocan instrumentos; sí aquellos seres que juran tener una voz prodigiosa o un don para dominar el arte de deleitar los oídos con la lata y el cepillo. Y por último tenemos a los de "Maranguita", "Clamor del barrio" y todas esas instituciones que mandan a sus pinches todo el día a que se hagan sus tours por las combis a repetir el mismo libreto trillado para vender sus golosinas y poder sacar algún dinero extra, realmente insufribles.

Cada vez un mayor grupo de personas tiene pavor de movilizarse en éstas por el temor a los miles de accidentes que se ven a diario a raíz de un pésimo chofer: lastimado, herido o muerto. En cualquiera de estas opciones puedes caer, depende de ti escoger en cuál te acomodarías mejor. En mi experiencia personal, me he "ganado" con choques leves y casi accidentes fatales por la imprudencia de las bestias disfrazadas de personas que ponen al volante. Simplemente de lo peor. Te llegas a sentir cualquier cosa, porque un sujeto podría manejar así (no lo justifico tampoco) si llevase bestias o animales, pero lleva seres humanos, personas que pagan un cantidad de dinero para ser llevadas de un lugar a otro de la manera más segura posible, porque si no va a ser así me preferiría ir en bicicleta, que últimamente anda tan de moda.

De la educación vial de esta gente ya no hay mucho que hacer, coleccionan papeletas como si fuesen figuritas del último álbum del Mundial, frescamente pasan las 50 y obvio menos de 5 canceladas. Y luego lloran cuando les cancelan el brevete y se quedan sin trabajo, sinvergüenzas de primera.

Lamentablemente muchas personas tienen que movilizarse en ellas, algunas van normal, ya resignadas al martirio que significan; otras personas, como yo, vamos literalmente empujadas porque ya sabemos la incomodidad que nos espera.
Tuve que movilizarme en ellas durante casi 2 años por las tardes y mañanas para ir al ICPNA a estudiar inglés, y en balance general fue una experiencia agotadora y algunas veces estresante, pero qué podía hacer.
Pude descansar medio año de ellas, pero el sólo hecho de pensar que ya arranca la universidad y voy a tener que volver a usarlas a diario en las mañanas, tardes y quién sabe noches, para llegar a la UPC, y para colmo 2 porque no hay una directa es una real MALDICIÓN.

Bueno, hace semanas quería hacer este post para escupir todas las verdades que este maldito medio de transporte acarrea. Me siento desintoxicado porque solté todo mi parecer sobre esta lacra que va por las pistas limeñas y peruanas en general. Cada día son más, entre los modernos, los normales y las chatarras que con las justas pueden andar.
Señora Villarán, señor García y el critter que lo suceda: NECESITAMOS UNA MODERNIZACIÓN URGENTE EN ESTE ASPECTO, EL CAMBIO ES UN GRITO PROLONGADO QUE HA VENIDO SIENDO CALLADO DURANTE MUCHO TIEMPO, YA NO SE PUEDE SEGUIR PERMITIENDO.

¡Maldito Chino que las metiste en esta Lima emergente, otra perlita tuya para que jamás seas olvidado! Infeliz...

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